martes, 27 de abril de 2010

ENCUENTRO RADICAL EN VILLA GESELL

La Juventud de GENERACION R de Olavarria participo el pasado fin de semana en el plenario del Radicalismo, realizado en Villa Gesell. En el mismo, se hicieron presentes más de 300 personas entre militantes y dirigentes de toda la Provincia de Buenos Aires.

El panel de apertura, estuvo a cargo en representación de la Juventud por Leandro Hipolito Lanceta; en representación de la mujer por Silvia Vazquez; por la Fundación Sergio Karakachoff Ángel Tello; el Vicepresidente de la Convención Nacional de la U.C.R. Dr. Calos Martin; el ex Diputado Nacional Dr. Pedro Azcoiti; el Diputado Provincial Dr. Juan José Cavallari; el Diputado Nacional Dr. Ruben Lanceta; y el titular de la Corriente de Opinión Nacional Dr. Federico Storani.

El plenario fue abierto, donde se discutió entre otras cosas, sobre las próximas elecciones internas; la discusión y la implementación de un programa de cara a las próximas elecciones del 2011; y sobre la situación Nacional y Provincial.

La Juventud de Generacion R manifesto “ su conformidad con las actividades y las discusiones realizadas en torno a la realidad politica, social y economica del pais, ademas de expresar "estar muy contentos por la experiencia vivida; donde se conoció la realidad de los diferentes distritos de la Provincia de Buenos Aires”, por otra parte agregó “se estableció en la Juventud un modo de trabajo provincial para generar diferentes actividades de formación y discusión política, como así trabajar en conjunto con las diferentes temáticas que son de interés para nuestro sector político”.

GENERACION R UCR - OLAVARRIA

ENCUENTRO CORRIENTE OPINION NACIONAL (C.O.N.)

ENCUENTRO DE LA C.O.N.: Generacion R estuvo presente en el Encuentro realizado en Villa Gesell el pasado 23 y 24 de abril, donde se debatieron sobre diversos temas: Fundamentalmente la realidad politica, social y economica del Pais. Concluyendo con la imperiosa necesidad de consolidar el partido la UCR, a efectos de consagrarse como verdadera alternativa de gobierno de cara a las elecciones del año 2011. El Panel Principal estuvo integrado por:           Leandro H. Lanceta; Silvia Vazquez; Angel Tello; Carlos Martin; Fernando Esteban; Pedro Azcoiti; Juan Jose Cavallari; Ruben Lanceta y Federico Storani


miércoles, 14 de abril de 2010

martes, 6 de abril de 2010

DIA MUNDIAL DE LA SALUD

7 de abril - "Dia Mundial de la Salud"



Mejorar la salud de la infancia es una de las muchas responsabilidades que comporta la lucha contra la pobreza. Niños y niñas sanos serán adultos sanos: personas capaces de labrar un futuro mejor para ellos mismos, su comunidad y su país.


El Día Mundial de la Salud, con el que se conmemora la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), brinda una ocasión para fomentar la toma de conciencia sobre aspectos clave de la salud mundial. El tema de este año es la seguridad sanitaria internacional. Esta vez el objetivo de la jornada es instar a los gobiernos, las organizaciones y las empresas a " Invertir en salud para forjar un porvenir más seguro ".


¿Qué es la Salud?


La salud es un estado de completo bienestar físico y mental. La salud no es únicamente ausencia de enfermedad, sino un adecuado equilibrio entre las condiciones físicas, mentales, culturales y sociales de los seres humanos.


Debido a la importancia y necesidad de que todos los países trabajen en prevenir, ayudar y conservar o restituir la salud, Naciones Unidas creó en 1945 la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual trabaja para mejorar la salud física y mental de los individuos; emprende campañas contra enfermedades y tiene su sede en Ginebra, Suiza. Asimismo, esta organización ha hecho hincapié en la necesidad de que todos los países establezcan sistemas que tengan como fin ayudar a prevenir, conservar o restituir la salud.

lunes, 5 de abril de 2010

RAUL ALFONSIN: Por Luis Domenianni

Un homenaje a Raúl Alfonsín
Por Luis Domenianni


Conocí a Raúl Alfonsín allá por 1971. Ese primer encuentro me permitió definirlo. Lo vi lleno de vida, decidido, emprendedor, fuerte de carácter, terco, afable, simpático, culto, voluntarioso, valiente. Lo imaginé lector y protagonista. Capaz de durezas y de flexibilidad. Tan pronto a la sonrisa como al gesto adusto. Memorioso y concentrado. Político y humano. Y, por sobre todas las cosas, radical. Defensor acérrimo de esos valores que el radicalismo encarna: la igualdad de oportunidades para todos, la defensa a ultranza de las libertades públicas, el concepto social del bien común.
Así lo vi y lo imaginé en 1971 y así lo pude definir el 31 de marzo de 2009 cuando nos dejó para siempre. No fue mérito mío que su radiografía permaneciese inalterable al cabo de casi cuarenta años. No soy psicólogo, mucho menos adivino. Fue mérito suyo. Un mérito que se resume en un solo vocablo: coherencia.
Le tocó bailar con la más fea. Dictaduras militares, enfrentamiento fratricidas, violaciones sistemáticas de los derechos humanos desfilaron a lo largo de su vida hasta el momento de asumir la presidencia de la República. Y no le sacó el pecho a las balas.
Jamás apoyó a los gobiernos de facto. Jamás aprobó soluciones violentas. Siempre, invariablemente, durante los años de plomo militó en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y defendió presos políticos. Fue el único político que no se sumó a la efímera euforia por la recuperación bélica de las Malvinas.
La coherencia fue reconocida por el pueblo argentino cuando lo ungió presidente con casi el 52 por ciento de los votos. Y con su voluntad de hierro acometió sobre un escenario internacional definido por los historiadores como la “década perdida” y sobre un escenario local plagado de heridas aún no cerradas.
Recuerdo mi orgullo cuando a través de un simple comunicado dio a conocer el decreto de enjuiciamiento a las juntas militares. Fue nueve días después de asumir la presidencia. Cuando en las Fuerzas Armadas pululaban los represores con mando militar. No fue treinta años después cuando solo conforman un conjunto de ancianos.
No olvido mis lágrimas en los jardines de la Casa Blanca cuando, ante un omnipotente Ronald Reagan, guardó en su bolsillo el discurso preparado e improvisó una alocución sin tapujos y sin concesiones para expresar su absoluto desacuerdo con la invasión norteamericana en ciernes a Nicaragua.
Jamás borraré de mi memoria la avenida Champs Elysées de Paris embanderada con enseñas argentinas, hecho que rompía el estricto protocolo francés.
Tengo siempre presente su mayor logro: dotar a la Argentina de una democracia duradera. Lo logró pese a los incomprensibles catorce paros generales, a los tres levantamientos militares, a el extemporáneo ataque guerrillero a un cuartel militar.
Reflexiono sobre sus fracasos: avanzar hacia una imprescindible libertad sindical, transformar el régimen hiper presidencialista en un parlamentarismo de avanzada, fortalecer el federalismo cuyo símbolo era el traslado de la Capital Federal.
Me duele el final apresurado de su gobierno debido a una hiper inflación cuya responsabilidad jamás evadió aunque sus culpas solo explican una parte del problema atizado por otros que buscaban el poder a cualquier precio.
Aplaudo sus apuestas por la paz cuando terminó con las hipótesis de conflicto con Chile y sentó junto al presidente brasileño José Sarney las bases del Mercosur.
Sostengo su compromiso con los más necesitados –en particular las madres de familia- cuando desarrolló, sin menoscabo de la dignidad individual, el Plan Alimentario Nacional y el Plan Nacional de Alfabetización.
Valoro sus enseñanzas filosóficas cuando conversaba, antes y después de su gobierno, cuando yo era muy joven y cuando ya no lo era, sobre el concepto krausista de la actuación del individuo, como tal no como parte de una masa o de un grupo, para el mejoramiento de la sociedad.
Me llena de satisfacción y redobla mi compromiso cuando recuerdo que me designó como primer director, en la recuperada democracia, de Radio Nacional y luego como gerente del hoy Canal 7. Pero más me satisface el no haber recibido jamás una indicación, ni siquiera una insinuación, para censurar a nadie que opinase distinto.
Por todo ello, a un año de su desaparición, sólo me queda repetir una vez más, gracias Raúl Alfonsín.

LUIS DOMENIANNI