Ahí está don Raúl, convertido en ciudadano ilustre. Reconocido por la historia. Tal vez ningún otro ex Presidente lo pueda hacer, pero ahí está don Raúl caminando por las calles con dignidad y la frente alta.
Ahí está don Raúl el padre de la democracia recuperada, caminando lento, como perdonando el viento, según la poesía emblemática del día del padre. Ahí está don Raúl firme en sus convicciones a los 82 años y peleando con coraje contra una maldita enfermedad que lo tiene contra las cuerdas.
Ahí está don Raúl que – mirado en perspectiva- fue uno de los mejores presidentes que nos supimos conseguir. Con todos sus errores, con todas sus equivocaciones, a 25 años de la epopeya de la vuelta a la libertad creo que Alfonsín es mejor que la media de los presidentes que tuvimos y –si me apura- creo que es mejor que la media de la sociedad que tenemos. Ahí anda don Raúl con las manos limpias, viviendo en el mismo departamento de siempre, austero como don Arturo, honesto como Alem manda.
No quiero decir que el doctor Raúl Alfonsín haya sido un presidente perfecto. De ninguna manera. Es tan imperfecto y tan lleno de contradicciones como todos nosotros. La democracia es imperfecta. Apenas, es el sistema menos malo.
Pero nadie puede desmentir que Alfonsín es un demócrata cabal. Nunca ocupó ningún cargo durante ninguna dictadura. Y eso que muchos de sus correligionarios si lo hicieron. Estuvo detenido por defender sus ideas. Es un auténtico defensor de los derechos humanos de la primera hora y en el momento en que la balas picaban cerca. No de ahora. Fue defensor de presos políticos durante la dictadura, reclamó por los desaparecidos y es co-fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. El abogado de Chascomús, el gordito reformista y burgués, según los revolucionarios de entonces hizo todo eso.
El abogado de Santa Cruz, el flaquito de la Jotepé, hizo todo lo contrario. Digo, como para poner las cosas en su lugar. Como para respetar la verdad historica. Por eso, con toda autoridad, despues fogoneó el Nunca mas y la Conadep y el histórico Juicio a las Juntas Militares que ningun otro país del mundo se atrevió a hacer con la dictadura en retirada pero todavía acechante y poderosa.
Por eso tuvo sublevaciones militares carapintadas, paros salvajes de la CGT y golpes de mercado que intentaron derrocarlo. Es verdad que también existieron los errores y los horrores propios . La economía de guerra y el desmadre inflacionario. La gran desilusión frente al felices pascuas y la casa está en orden. O el Punto Final y la Obediencia Debida. Y el derrumbe de la confianza en la capacidad para gobernar el descontrol que terminó con la entrega anticipada del poder. O el pacto de Olivos.
Si tratamos de ser lo mas ecuánimes y rigurosos posibles aparecen las luces y las sombras. Pero el paso del tiempo y la comparación con lo que vino lo deja a Raúl Ricardo Alfonsín del lado bueno de la historia. En la vereda del sol. Caminando con dignidad con la frente alta y las manos limpias. Ahí está don Raúl Alfonsín. Un ciudadano ilustre.
Ahí está don Raúl el padre de la democracia recuperada, caminando lento, como perdonando el viento, según la poesía emblemática del día del padre. Ahí está don Raúl firme en sus convicciones a los 82 años y peleando con coraje contra una maldita enfermedad que lo tiene contra las cuerdas.
Ahí está don Raúl que – mirado en perspectiva- fue uno de los mejores presidentes que nos supimos conseguir. Con todos sus errores, con todas sus equivocaciones, a 25 años de la epopeya de la vuelta a la libertad creo que Alfonsín es mejor que la media de los presidentes que tuvimos y –si me apura- creo que es mejor que la media de la sociedad que tenemos. Ahí anda don Raúl con las manos limpias, viviendo en el mismo departamento de siempre, austero como don Arturo, honesto como Alem manda.
No quiero decir que el doctor Raúl Alfonsín haya sido un presidente perfecto. De ninguna manera. Es tan imperfecto y tan lleno de contradicciones como todos nosotros. La democracia es imperfecta. Apenas, es el sistema menos malo.
Pero nadie puede desmentir que Alfonsín es un demócrata cabal. Nunca ocupó ningún cargo durante ninguna dictadura. Y eso que muchos de sus correligionarios si lo hicieron. Estuvo detenido por defender sus ideas. Es un auténtico defensor de los derechos humanos de la primera hora y en el momento en que la balas picaban cerca. No de ahora. Fue defensor de presos políticos durante la dictadura, reclamó por los desaparecidos y es co-fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. El abogado de Chascomús, el gordito reformista y burgués, según los revolucionarios de entonces hizo todo eso.
El abogado de Santa Cruz, el flaquito de la Jotepé, hizo todo lo contrario. Digo, como para poner las cosas en su lugar. Como para respetar la verdad historica. Por eso, con toda autoridad, despues fogoneó el Nunca mas y la Conadep y el histórico Juicio a las Juntas Militares que ningun otro país del mundo se atrevió a hacer con la dictadura en retirada pero todavía acechante y poderosa.
Por eso tuvo sublevaciones militares carapintadas, paros salvajes de la CGT y golpes de mercado que intentaron derrocarlo. Es verdad que también existieron los errores y los horrores propios . La economía de guerra y el desmadre inflacionario. La gran desilusión frente al felices pascuas y la casa está en orden. O el Punto Final y la Obediencia Debida. Y el derrumbe de la confianza en la capacidad para gobernar el descontrol que terminó con la entrega anticipada del poder. O el pacto de Olivos.
Si tratamos de ser lo mas ecuánimes y rigurosos posibles aparecen las luces y las sombras. Pero el paso del tiempo y la comparación con lo que vino lo deja a Raúl Ricardo Alfonsín del lado bueno de la historia. En la vereda del sol. Caminando con dignidad con la frente alta y las manos limpias. Ahí está don Raúl Alfonsín. Un ciudadano ilustre.
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