Hoy Raúl será declarado ciudadano ilustre de la provincia, desde la Juventud Radical de Olavarría queremos expresar nuestra profunda admiración y respeto hacia él, con sus 82 años nos sigue sorprendiendo dando muestras de lucidez y demostrando su calidad de estadista.
En octubre del año pasado, Raúl estuvo en nuestra ciudad dando una charla en la Universidad de Derecho de Lomas de Zamora, ante un auditurium colmado de gente nos regalo su sabiduría sobre política y democracia.
* A continuación una nota publicada en el Diario Hoy de La Plata:
Raúl Ricardo Alfonsín hoy será homenajeado por su “aporte a la democracia, su defensa de los derechos humanos y su compromiso con un país mejor”. Sin embargo, para muchos, a sus 82 años, seguirá siendo Raulito. Así lo llamaban en su Chascomús natal cuando empezó a hacer política, en la década del ‘50, porque era el más joven de un grupo de radicales del Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR) que encararon la difícil tarea de disputarle la conducción de la UCR en su pueblo al caudillo radical Erasmo Goti.
“Era el más joven pero el que más se destacaba entre todos ellos”, recuerda a Hoy su amigo Jorge Nimo. No le resultó fácil esa conquista a Alfonsín y a sus correligionarios, pero lo lograron. Desde esa época, el ex presidente de la Nación (1983-1989) se define como “un luchador de la política”.
Alfonsín tenía claro que su destino no estaba en el almacén de ramos generales de su abuelo, un inmigrante gallego, que después heredó su padre y donde ahora funciona un supermercado chino.
Estudió en el Liceo Militar General San Martín, de donde egresó con el grado de subteniente de reserva y tuvo como compañeros de clase a Leopoldo Fortunato Galtieri y a Jorge Rafael Videla.
Luego se recibió de abogado en la Universidad Nacional de La Plata.
Llegó a concejal de Chascomús en 1954, y al año siguiente fue encarcelado por la Revolución Libertadora. En 1958 fue elegido diputado provincial, y entre 1963 y 1966 fue diputado nacional por la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), durante el gobierno de Arturo Illia.
Preso en La Plata Durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, Alfonsín estrechó sus vínculos con la centroizquierda. En 1968 organizó un acto en La Plata con motivo de celebrarse el año internacional de los Derechos Humanos. “Fue en plena dictadura de Onganía y la Policía reprimió a los que estábamos en el acto”, cuenta Nimo. “Logramos escapar de los palos y subir al auto para ir a Chascomús. Cuando estábamos entrando al pueblo por la ruta 2 nos paró un policía, que era amigo nuestro y además correligionario, y le dijo a Raúl que lo tenía que detener”, continúa. Así, el primer presidente en la vuelta de la democracia fue trasladado nuevamente a La Plata, “primero a la comisaría Primera, y después a 12 y 60”, donde funcionaba la Unidad Regional de nuestra ciudad, hoy Jefatura departamental. Fue liberado por una amnistía que llegó para Semana Santa, una fecha que diecisiete años después sería emblemática para su presidencia, cuando “la casa estuvo en orden”.
En su reclusión política platense lo visitaba casi todos los días Ricardo Balbín, referente partidario de Alfonsín en ese entonces. “Balbín lo cobijaba, pero Raúl tenía vuelo propio”, reconocen quienes lo conocen desde esa época.
Ese vuelo lo llevó a enfrentar a su ex líder en las internas para las presidenciales de 1973. La fórmula Balbín-Gamond (que luego perdió contra Campora-Solano Lima) se impuso a la de Alfonsín - Conrado Storani, del recientemente creado Movimiento Renovador Nacional. Pero a esa altura Alfonsín tenía bien en claro que él era “un luchador de la política”.
Orador hasta en el cementerio Las cualidades de Alfonsín como orador ya sobresalían desde sus primeros pasos en la política. Su sobrino y ex diputado provincial Julio Alfonsín destaca que “para él es igual hablar para veinte personas o para un millón” (como en el recordado cierre de campaña de 1983 en el Obelisco).
Jorge Nimo aún se acuerda de que “durante la dictadura, cuando no se podían organizar actos partidarios, siempre se aprovechaban los funerales de los correligionarios para hacer un discurso en el cementerio”. Un día, durante esa época, “Raúl dio un discurso para diez personas que sorprendió a todos, como si estuviera en la universidad de Oxford”.
Pasados los años, en plena campaña electoral para las elecciones del ‘83, Alfonsín repitió la historia. “Coincidió que él estaba en Chascomús cuando enterraron a un dirigente radical. Lo invitamos para que dijera unas palabras, y volvió a deslumbrar a menos de veinte personas”, relata Nimo.
De esos años de campaña, su sobrino Julio recuerda a su tío como “un peregrino de la democracia”, porque “recorría pueblo por pueblo, incluso varias veces cada uno”. Los viajes, según el ex diputado provincial, “eran muy austeros, algún radical del lugar lo llevaba en su auto y de ahí otro lo llevaba al próximo pueblo”. Esa metodología no sorprendía a quienes estaban acostumbrados a verlo más de una vez haciendo dedo en la ruta 2 para ir desde Chascomús a Buenos Aires.
“Era el más joven pero el que más se destacaba entre todos ellos”, recuerda a Hoy su amigo Jorge Nimo. No le resultó fácil esa conquista a Alfonsín y a sus correligionarios, pero lo lograron. Desde esa época, el ex presidente de la Nación (1983-1989) se define como “un luchador de la política”.
Alfonsín tenía claro que su destino no estaba en el almacén de ramos generales de su abuelo, un inmigrante gallego, que después heredó su padre y donde ahora funciona un supermercado chino.
Estudió en el Liceo Militar General San Martín, de donde egresó con el grado de subteniente de reserva y tuvo como compañeros de clase a Leopoldo Fortunato Galtieri y a Jorge Rafael Videla.
Luego se recibió de abogado en la Universidad Nacional de La Plata.
Llegó a concejal de Chascomús en 1954, y al año siguiente fue encarcelado por la Revolución Libertadora. En 1958 fue elegido diputado provincial, y entre 1963 y 1966 fue diputado nacional por la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), durante el gobierno de Arturo Illia.
Preso en La Plata Durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, Alfonsín estrechó sus vínculos con la centroizquierda. En 1968 organizó un acto en La Plata con motivo de celebrarse el año internacional de los Derechos Humanos. “Fue en plena dictadura de Onganía y la Policía reprimió a los que estábamos en el acto”, cuenta Nimo. “Logramos escapar de los palos y subir al auto para ir a Chascomús. Cuando estábamos entrando al pueblo por la ruta 2 nos paró un policía, que era amigo nuestro y además correligionario, y le dijo a Raúl que lo tenía que detener”, continúa. Así, el primer presidente en la vuelta de la democracia fue trasladado nuevamente a La Plata, “primero a la comisaría Primera, y después a 12 y 60”, donde funcionaba la Unidad Regional de nuestra ciudad, hoy Jefatura departamental. Fue liberado por una amnistía que llegó para Semana Santa, una fecha que diecisiete años después sería emblemática para su presidencia, cuando “la casa estuvo en orden”.
En su reclusión política platense lo visitaba casi todos los días Ricardo Balbín, referente partidario de Alfonsín en ese entonces. “Balbín lo cobijaba, pero Raúl tenía vuelo propio”, reconocen quienes lo conocen desde esa época.
Ese vuelo lo llevó a enfrentar a su ex líder en las internas para las presidenciales de 1973. La fórmula Balbín-Gamond (que luego perdió contra Campora-Solano Lima) se impuso a la de Alfonsín - Conrado Storani, del recientemente creado Movimiento Renovador Nacional. Pero a esa altura Alfonsín tenía bien en claro que él era “un luchador de la política”.
Orador hasta en el cementerio Las cualidades de Alfonsín como orador ya sobresalían desde sus primeros pasos en la política. Su sobrino y ex diputado provincial Julio Alfonsín destaca que “para él es igual hablar para veinte personas o para un millón” (como en el recordado cierre de campaña de 1983 en el Obelisco).
Jorge Nimo aún se acuerda de que “durante la dictadura, cuando no se podían organizar actos partidarios, siempre se aprovechaban los funerales de los correligionarios para hacer un discurso en el cementerio”. Un día, durante esa época, “Raúl dio un discurso para diez personas que sorprendió a todos, como si estuviera en la universidad de Oxford”.
Pasados los años, en plena campaña electoral para las elecciones del ‘83, Alfonsín repitió la historia. “Coincidió que él estaba en Chascomús cuando enterraron a un dirigente radical. Lo invitamos para que dijera unas palabras, y volvió a deslumbrar a menos de veinte personas”, relata Nimo.
De esos años de campaña, su sobrino Julio recuerda a su tío como “un peregrino de la democracia”, porque “recorría pueblo por pueblo, incluso varias veces cada uno”. Los viajes, según el ex diputado provincial, “eran muy austeros, algún radical del lugar lo llevaba en su auto y de ahí otro lo llevaba al próximo pueblo”. Esa metodología no sorprendía a quienes estaban acostumbrados a verlo más de una vez haciendo dedo en la ruta 2 para ir desde Chascomús a Buenos Aires.
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